sábado, 7 de noviembre de 2015

Actividad bloque 2. Adaptación de un cuento folclórico (Mejorado)


   La adaptación folclórica que voy a llevar a cabo estará destinada principalmente para niños con edad comprendida entre siete y ocho años.


"Toda clase de pieles"

      Había una vez, hace muchos, muchos, años, en un reino muy lejano, un rey y una reina jóvenes recién casados, el rey se llamaba Juan y la reina Aurora. Su amor era incomparable al de los otros reyes.

Uno de sus mayores deseos era poder tener una hija, y así fue, del fruto de su amor nació una princesa muy guapa, a la que pusieron por nombre Violeta.

A pesar de que la reina Aurora era muy joven, hubo problemas en el parto, que poco a poco provocaron su muerte. Sin embargo, antes de morir, pudo despedirse de su fiel marido. Le dijo que guardará una cadena de oro con dos colgantes, una medalla de la virgen y su anillo de boda, para que se lo diera a su preciosa hija, de forma que así siempre sabría que su madre la querría. El rey Juan, triste y desolado, acepto cumplir la promesa de la reina.

Pasaron los años, y el rey Juan seguía entristecido, pues el recuerdo de su bella mujer seguía estando presente, y más aún cuando observaba a su pequeña y preciosa hija Violeta, que era tan guapa como su madre. Esta tristeza provocó el encierro del rey y de toda su familia, cosa que no gustó a nadie, pues mandó cerrar las puertas del castillo y ordenó que nadie podría salir hasta nueva orden.

Siguieron pasando los años, y el deseo de Violeta por salir del castillo era cada vez más fuerte, quería probar otro tipo de vida, hablar con gente distinta. Quería mucho a su padre, pero pasar tanto tiempo con él se estaba convirtiendo en una tortura. Entonces Violeta habló con su progenitor, le dijo que quería salir, conocer mundo. Sin embargo, el rey Juan siguió tan cabezota como siempre, le dijo que nadie podría salir del castillo, pues ahora nadie conocía los peligros del reino y dejarla salir supondría perderla para siempre. Para que a Violeta se le fuera la idea de la cabeza, el rey Juan le dio el colgante de su madre, y le dijo que lo guardara como su bien más preciado.

Violeta aceptó el colgante, pues añoraba mucho a su madre. Sin embargo, el no poder salir lo seguía viendo como una obligación, la estaba reteniendo en el castillo sin ningún motivo, pues ella ya tenía la edad suficiente para defenderse sola.

Violeta insistía e insistía, pero no conseguía convencer a su padre de que la dejase salir. Entonces, astuta, le pidió a su padre tres regalos, pues así podría acompañar a los costureros a comprar todo el material necesario. Esos tres regalos fueron: un vestido tan dorado como el sol, otro vestido tan plateado como la luna y un abrigo de toda clase de pieles. Sin embargo, nada sucedió como planeaba, pues el rey Juan siguió en sus trece de no dejarla salir.


Enfadada con su padre, Violeta decidió fugarse en cuanto obtuvo los regalos, pues  ya no aguantaba más y quería disfrutar la vida que su padre le había arrebatado. Para que su padre no se lo impidiera, se escapó del castillo durante la noche, llevándose consigo la cadena de su madre, los dos vestidos y el abrigo de toda clase de pieles. Decidió dormir durante el día y caminar durante la noche por los bosques con el abrigo de toda clase de pieles para camuflarse, pues así su padre no la encontraría fácilmente.

Sin embargo, no todo iba a ser pan comido, pues la princesa oyó ruidos que la hicieron creer que su padre la había encontrado. Intento esconderse, pero unos cazadores la encontraron igualmente. Entre los cazadores, la princesa se dio cuenta de que había un príncipe, el príncipe Felipe, pues sus ropas y su porte lo delataban. Los jóvenes cazadores, al ver el degradado aspecto físico de Aurora, decidieron llevarla al castillo en el que vivían. La princesa aceptó sin dudarlo, pues había surgido en ella un gran interés por conocer al príncipe, quizá con él encontraría una vida nueva.



Una vez en el castillo, los sirvientes le ofrecieron ropa nueva para poder quitarse el abrigo de toda clase de pieles, pero ella se negó, ya que quería ocultar su categoría de princesa, pues creía que así su padre no la encontraría y podría conocer mejor al príncipe Felipe, por lo que decidieron llamarla "toda clase de pieles".

Los sirvientes del castillo la ofrecieron trabajar como ayudante de una de las criadas del castillo. Ella aceptó sin problemas, pues su nuevo objetivo en la vida era experimentar otra clase de vida y conocer todo tipo de gente, y así podría saber más cosas del príncipe Felipe.

Pasaron los días, y se anunció la celebración de un baile que duraría dos días para que el príncipe pudiera encontrar a su futura esposa.

"Toda clase de pieles" emocionada por poder conocer a Felipe, convenció a la sirvienta a la que ayudaba para que la dejará acudir al baile diciéndola que nunca había visto uno. La criada aceptó, poniéndola como condición que regresará pronto, pues debería preparar la chimenea de la habitación del príncipe antes de que se fuera a dormir.

Ella fue corriendo a su cuarto, se limpió las manos y la cara y se puso el vestido tan dorado como el sol. Cuando entró en la sala de baile, la gente se quedo asombrada por su belleza, y empezaron a preguntarse quién sería, pues nadie la conocía. Felipe, al verla, también se quedó conmovido y la invitó a bailar.



Después de varios bailes juntos, la muchacha se dio cuenta de que se estaba haciendo tarde y se fue corriendo. Ella volvió a su habitación, se puso el abrigo de toda clase de pieles, se tiznó la cara de nuevo y fue a la habitación del príncipe para preparar la lumbre. Cuando terminó, dejó la medalla de la virgen de su cadena sobresalir de la almohada de la cama del príncipe.

El príncipe al llegar a su habitación vio que algo brillante sobresalía de la almohada de su cama, era una medalla de la virgen con una pequeña mancha de carbón, le resultó conocida y cayó en la cuenta de que se parecía mucho a la medalla que llevaba colgada la doncella con la que había bailado, así que la guardó y se fue a dormir.

En la segunda noche de baile, ocurrió lo mismo que la noche anterior, pero esta vez  "toda clase de pieles" llevaba puesto el vestido tan plateado como la luna.



El príncipe al verla de nuevo, fue directamente hacia ella y bailo toda la noche con ella. En un momento, el príncipe cogió a la princesa de las manos y sin que ella se diese cuenta, le colocó un anillo en uno de sus dedos. Violeta volvió a desaparecer, pues se había hecho tarde. Regresó a su habitación corriendo, se puso el abrigo de toda clase de pieles por encima del vestido y se fue a la habitación del príncipe para preparar la lumbre. Cuando terminó, dejó el anillo de compromiso de su madre sobresalir de la almohada de la cama del príncipe.

Antes de que Violeta pudiera salir, el príncipe entró rápidamente y le indicó que permaneciera en la habitación con él, pues quería saber cómo iban las cosas por palacio. En ese momento, el príncipe volvió a notar algo brillante cerca de la almohada, se acercó con disimulo y vio que era un anillo manchado con un poco de carbón.

Felipe empezó a preguntarla cosas, observándola de arriba abajo, dándose cuenta, por la forma de hablar, de que era la joven con la que había bailado. Cuando el príncipe le enseñó el anillo que acababa de encontrar, le preguntó a Violeta si sabía de dónde había salido el anillo, y ella respondió que no sabía.

Así que el príncipe Felipe le dijo a Violeta que el anillo que se acababa de encontrar tenía un compañero, que era el que ella llevaba en su mano y que esperaba que significaran lo mismo. Violeta se sorprendió al ver el anillo en su mano, pues no se había dado cuenta de que el príncipe se lo había puesto. El príncipe le dijo que, a pesar de que su forma de hablar la había delatado, el anillo le había servido como prueba.

También la dijo que era la esposa con la que siempre había deseado casarse, y que si ella aceptaba la petición de casarse con él, la haría la princesa más feliz del mundo. Sellaron su compromiso con un beso de amor verdadero, y vivieron felices por siempre jamás.


FIN



¿Qué he cambiado?
  •  He modificado el motivo por el que huye la princesa, el incesto, que el padre quiera casarse con ella no es algo natural. Por lo tanto, he escogido como motivo de huida el hecho de que quiera conocer mundo y ayudar a otras gentes, darse a los demás. Este motivo puede estar relacionado con el desarrollo moral, pues a la edad de los 7 u 8 años, los niños poseen un concepto de moralidad absoluto, es decir, comienzan a tener principios individuales de conciencia, obligaciones contractuales.
  •  He eliminado una de las promesas de la madre, pues al haber quitado el motivo del incesto, no veía necesario mencionar la promesa de que el rey necesitaba casarse con alguien más bella que ella.
  • También he eliminado uno de los vestidos y un encuentro con el príncipe para hacer el cuento un poco más corto, pues a la edad de 7 u 8 años es conveniente que los cuentos sean cortos, ya que de lo contrario se harían muy pesados para los niños.
  • He puesto nombres a los personajes del cuento, puesto que hasta 3º de E. Primaria se deben poner nombres, para que así los niños tengan una forma de denominarlo o para darles una idea de cuál será el papel del personaje en la historia.
  • He cambiado el hecho de trabajar con el cocinero, por trabajar como ayudante de sirvienta, de tal forma que los niños de entre 7 y 8 años vean que todas las clases sociales son buenas, pues la princesa acepta el trabajo porque quiere experimentar el hecho de estar en otra clase social, de vivir otro tipo de vida. De esta manera, los niños podrán aprender a respetar a todo el mundo,  pues la funcionalidad de los cuentos folclóricos es hacer que los niños quieran jugar a ser los personajes del cuento.
  • He cambiado el acto de poner los objetos del colgante en la sopa, por ponerlos cerca de la almohada, pues los niños de entre 7 y 8 años verán más común dejar las cosas sobre cualquier objeto/lugar que en un plato de comida.


¿Qué he mantenido?
  • El hecho de que la madre muere.
  • Una de las promesas de la madre.
  • El colgante de la madre, con la medalla de la virgen y el anillo de su boda.
  • Los vestidos, solo dos, y el abrigo de toda clase de pieles.
  • Los cazadores que la encuentran en el bosque y la llevan al castillo.
  • El hecho de trabajar en el castillo, aunque en mi adaptación trabaje como ayudante de criada.
  • El darse a conocer al príncipe en el baile.
  • El deseo del príncipe de casarse con Violeta/ "toda clase de pieles".
  • La aceptación por parte de Violeta de casarse con el Príncipe.


      La razón por la que no he querido cambiar ninguno de estos aspectos es debido a que los considero bastante importantes para el desarrollo de la historia, ya que sin el colgante o sin los vestidos no habría ningún hilo de conexión entre el príncipe y la princesa.

Tampoco he querido cambiar algunas de las diferentes acciones que llevan a la princesa al castillo del príncipe, pues he creído oportuno utilizarlas para seguir el hilo de mi adaptación, aunque luego estén argumentadas de manera diferente.

Entre otras muchas razones, cabe destacar el hecho de que los acontecimientos mantenidos en mi adaptación concuerdan con la edad sugerida al principio, 7 u 8 años, pues a estas edades los niños tienen interés por los cuentos folclóricos y maravillosos, cuentos que le presenten finales felices y justos, que le permitan desarrollar su capacidad para percibir detalles.


Webgrafía
  • Teoría del bloque 2
  •  Cuadros de teoría (Luvit)

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